viernes, 24 de febrero de 2012

Calesitas...

Juguemos a algo... Supongamos que yo soy dueño de –digamos– unas 20 calesitas. Grandes calesitas todas, orgullo de cada una de las plazas y del barrio o pueblo en el que están. Cada una tiene una docena de caballos que suben y bajan, autos, carruajes, luces de colores, espejos…

Soy un sentimental y cobro un precio bastante bajo para darle aunque sea 3 minutos de diversión a los chicos. Pero las calecitas me resultan carísimas de mantener y no hay reunión familiar en la que no se me critique por los gastos que ocasiona tener funcionando esas calesitas. Me dicen que se me pasan los chicos gratis, que los empleados que se encargan de la sortija dan demasiadas, que la musica es mala… Entonces tengo esta idea: sacarme de encima las calecitas por un tiempo, digamos 24 años.

Armo un concurso con las condiciones que tendrán que cumplir los nuevos calesiteros y enseguida me doy cuenta que hay algunas calesitas que nadie parece interesarles. Me concentro entonces en al menos conseguir nuevos calesiteros para las más concurridas y el resto, tripa corazón, las cierro. Al fin y al cabo, mal que me pese, daban perdidas… es cierto. Cumplían con darle algo de alegría a los chicos, pero bueno, me gano la presión familiar.

Como no hay –supongamos un poco más– mucha gente que se dedique a hacer andar calecitas, agrupo calesitas. Uno de esos concursos, con dos calesitas resulta ganado por el vendedor de pochocho que sabe bastante de pochoclos, copos de algodón de azúcar y de la plaza en general, pero nada sobre calesitas, que está asociado con un primo que tiene algunas calecitas en EE.UU –¡Cuanto prestigio!– y con el dueño de la bicicleteria de enfrente, la que alquila los kartings.

El contrato que firmé, sin duda apretado por mi familia es más o menos así. Yo entregué a esta gente las dos calesitas y pagué –si, pagué yo– 4.390.000 pesos por el plan de obras que iban a realizar en mis calesitas y a la vez, fijé una especie de alquiler: un canon total de 3.448.635 pesos que ellos me tendrían que empezar a pagar recién dentro de 10 años, por lo que voy a recibir 173 cuotas fijas de un valor que fijé 10 años antes, sin estipular ningún tipo de tasa de interés adicional. Les llevé el número a mi familia y estuvieron felices de la vida, me felicitaron, me dijeron que estaba muy bien y hasta consideraron una “inversión a futuro” la entrada segura de 19934 pesos por mes durante 14 años.

Me comprometí además a seguir pagando una parte del pasaje que abone cada chico, para que puedan seguir usando al menos esas dos calecitas. Monedas…
También me terminé haciendo cargo de remodelar las calesitas, de cambiar todos los caballos, carruajes, espejos y luces, mejorar la música y pagarle también parte del sueldo al sortijero, aunque en el contrato dice que lo tienen que hacer ellos.
Y como el contrato lo firme en 1995, cuando había una falsa paridad cambiaria sin prever –entre otras tantas cosas– que eso dejaría de ser así, para cuando “recibí” el primer pago del canon, el monto representó apenas el 3.48 por ciento de lo que puse de mi bolsillo y lo que recibí en enero pasado, el 2.59 por mil de lo que puse.

Lo peor es que proporcionalmente y con los valores actualizados, con lo que estoy perdiendo mensualmente para que funcionen estas dos calecitas, hace 20 años, cuando mi familia me recriminaba, mis “perdidas” cubrían el funcionamiento de todas las calesitas, las más y las menos concurridas.

Me parece que es hora de ponerle fin a ese.

Recibí un comentario que dice: 

Ahora yo pregunto, tan boludo fuiste durante tantos años? no te dabas cuenta? cuando el año pasado, una calesita que estaba andando se llevo puesto un autito chocador con nenes por fallas en la señalizacion, no te dio la sensacion de que habia algo raro? y todas esas quejas de nenes y nenas y papas y mamas de que las calesitas andan mal hace tiempo? que hay muchos chicos por cada caballito? que un dia iba a pasar algo grave? y asi y todo seguias poniendo plata? tu familia no te aviso?




Las mamas y papas, nenes y nenas son la familia, eso es lo raro. Es una familia que se deja llevar, muy fácilmente de engatusar y tenían un tío llamado Bernardo que los convenció de que apoyaran todo eso sin importarle que ellos iban a ser los perjudicados. Cuando se debate el tema, livianamente se dice "Las privatizaciones" englobando todo. Pero en realidad, lo que se engloba es el desmembramiento del estado. El plan era mas o menos así: Una vez que el estado se deshiciera de todos sus bienes, tercerizándolos a empresas privadas a las que les pagaría por planes de reestructuración y a su vez les cobraría canons de explotación -siempre a perdida, por supuesto- se dedicaría a regular desde entes de control como funcionaban esas empresas con una estructura mínima y a priori deficiente y a cobrar impuestos. Los números cerraron por un tiempo, sustentados por la mentira del 1:1. Lo peor es que la gente aplaudía esas medidas. Realmente lo creyeron. En vez de salariazo, se dispararon los indices de desocupación, por las jubilaciones anticipadas -despidos encubiertos-, se concentró la población en migraciones internas, porque quedaron pueblos enteros sin fuentes laboral o incomunicados -por el cierre de fabricas o por la falta de medios de transporte-. El plan era el copete al desmembramiento de la industria nacional durante el período 70-90, cuando las campañas publicitarias hacían hincapié en el "compre extranjero" porque lo nacional era malo, idea que sigue lamentablemente instaurada. La ley 23696/89, una de las más perversas de la historia argentina. Puso la bandera de remate sobre todo. Argentina no solo perdió 49.000km de ferrocarriles, regaló su empresa de telecomunicaciones, su empresa de correos, su petrolera, su aceria, su electricidad, sus puertos, sus líneas aéreas y sus aeropuertos, sus yacimientos minerales, su empresa de gas, su fabrica de armas, su fabrica de aviones y tanques, sus astilleros. El sueño neoliberal de volver a ser nada mas que un país agricolo-ganadero, esa mentira de creerse "el granero del mundo" y que desde la época de la colonia nos puso en la situación de exportar materia prima e importar productos terminados.
Volver a encarrilar las cosas cuesta y lleva tiempo. No hay cambios instantáneos y además van a ser resistidos, porque ya compramos el paquete "El estado es una mierda" más allá de quién gobierne. Lo publico es basura, lo privado es genial. Total, cuando falla lo privado, la culpa es del estado.

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