Ayer me compré dos bermudas. Una, me la probé y me la llevé puesta. La vieja la metí en la bolsa junto con la otra que compré y me fui.
Tiré la bolsa en el asiento de atrás del auto y seguí mi día.
Volvía para mi casa y me recordé que tenía que comprar algunas cosas en el chino. De modo que estacioné el auto, bajé con la bolsa y me fui al super. Si bien ninguno de los chinos me hubiera dicho nada si entraba con la bolsa, la metí en un locker que tienen. Hice mis compras, y me me fui a mi casa.
22:20, hice la gran Kevin pero con la bolsa de las bermudas. Bajé, pero ya estaba cerrado. No me quedó otra que esperar a hoy.
Cuando salgo a la mañana le pregunto a la encargada si sabía a que hora abrían. 8:30... 9... Me fui a laburar y rogué que nadie hubiera visto el locker -sin llave-.
Llego a casa al medidía y ya estaba yendo para el chino cuando la veo a la encargada con la bolsa con mis bermudas.
Si, ya sé... es una anécdota estúpida, pero habiendo tanta gente garca en este mundo, al menos recuperé mis bermudas.
martes, 1 de marzo de 2011
China y Bermudas
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