viernes, 9 de marzo de 2012

El descanso - Un breve cuento de mi viejo.

Desmontaron en silencio. Tantos años de cabalgar juntos hacian innecesarias las palabras. Sabían sin mirarse que pensaba cada uno, que iba a hacer, o si acaso como ahora, había que hacer un alto. Los negros corceles pifiaron desafiantes tascando nerviosamente el suelo, sudorosos pero listos para proseguir la marcha. Todo en medio de una opresiva oscuridad.
Por fin uno de ellos -aunque nunca se supo quién- rompió el silencio:

-Podremos descansar lo suficiente. Estoy harto de esto. Sé que debemos hacerlo. Es nuestra misión. Pero...

Se hizo un tenso silencio. La confesión implicaba casi una traición, tal vez por eso el propietario de la voz, había callado para no ser identificado pero supo enseguida que su opinión era compartida por los demás.
Alguien -aunque nunca se supo quién- le respondió:

-Sabes muy bien que nuestro descanso siempre es breve. Otros ansían nuestro lugar. Serán la ambición, o el odio. La envidia o la injusticia. Tu los conoces, los viste antes cada vez que descansamos. Y sólo nos marcan nuestra senda. No, sería peor. Mucho peor. Luego, nunca más descansaríamos ni siquiera un segundo.

Otra voz -nunca se supo de quién- dio el aviso:

-Montemos rapido.Vi señales de triunfo, allí abajo. Creo que eran la ambición y la injusticia. Es nuestro turno.

Ya no cambiaron palabra. La guerra, el hambre, la peste y la muerte clavaron espuelas, y recomenzaron su eterna carrera. Los cuatro Jinetes del Apocalipsis no tenian derecho a descanso alguno, regidos como estaban, por las debilidades humanas.

Hernan Julio Cesar Pelliza, alla por 1993.


0 comentarios:







eXTReMe Tracker
Powered By Blogger