lunes, 17 de enero de 2011

Dia 12 a 16: Resumen de mis días Kalafateños

Llegué al Calafate sin muchas más novedades, sin ningún inconveniente como los que había tenido para cruzar desde la isla.
Tenía averiguado un par de hostels, que pensaba confirmar el día anterior desde Río Gallegos, cosa que no pudo ser dado que a la hora que llegué no tenía como. Así que fui al único que me habían dicho que tenían lugar. Un muy bonito lugar –que incluso tenía muy buenas referencias en Internet, pero que me pareció caro y por otro lado, estaba en un lugar bastante alejado, sobre una colina casi saliendo del pueblo.

La primera impresión que tuve de El Calafate fue muy similar a Puerto Iguazú, sobretodo por el boulevard de la Av. San Martín, la principal.

En ese primer Hostel que fui –América del Sur– tuve la sagacidad y la lucidez de fijarme cual era la clave de Internet, de manera que fui al auto y me fijé on line los otros hostels que podía ir.

Fui a uno que evidentemente está orientado para gente de la cole. Muy barato, todos los carteles en hebreo y me trataron realmente mal, debo decir con bastante bronca. Casi pegado hay un hostel asociado a hostelling, pero no tenía lugar. De todas formas, se comunicaron con su “sucursal” y hacia allí fui.

Un hostel enorme, pensado en su construcción como hostel –no una casa adaptada– con un comedor muy grande y cómodo, con una cocina un poco más incómoda –en comparación del comedor y la gente que había–, baños tipo vestuarios… muy lindo.

Caí nuevamente en la habitación 12 –lo mismo que en Rio Grande, en Ushuaia y en Rio Gallegos–, una habitación con dos camas cuchetas en donde me enteré que estaba una pareja brasilera que se iba al día siguiente. Apenas si hablé con Felipe y Ana –los brasileros– que se volvían a Buenos Aires.

Fui hasta la oficina de turismo a anoticiarme de algunas cosas que no figuraran en la folletería que yo tenía. Nop, me volvieron a dar el mismo folleto y no logré la chica que atendía comprendiera que no quería que me recomendara una empresa de turismo, sino una excursión.

Caminé un poco por el centro. Lo cierto es que no hay mucho para ver… apenas algunos negocios –otra vez las piedras– y chocolate –que no probé ni compré– ropa –carísima– y casas de productos de camping, también a precios locos, salvo, las zapatillas línea Hi–Tech y Salomón.

Volví al hostel y me puse a tipear las aventuras y peripecias vividas para cruzar desde la isla que ya leyeron.

Estaba bastante cansado, así que me fui a dormir… al día siguiente me esperaba el Parque Nacional Los Glaciares, a 80 km

Tan entusiasmado estaba de ir que salí casi sin nafta. Bobo. Así que nada de paseos extra… sólo el parque y nada más.

Me había llevado unas empanadas que había comprado el día anterior –y que habían sido también mi cena– y una Coca Zero para tener para almorzar.

La entrada al parque es bastante cara: 40$ para argentinos, 27 u$s para extranjeros y lo que ofrece el parque, entrando desde El Calafate es llegar –con el auto– hasta un estacionamiento –20 km más adentro– donde o bien se puede empezar a recorrer las pasarelas que llevan a ver el glaciar Perito moreno desde el lado norte o bien tomar un servicio de combis –sin cargo– que te llevan desde el estacionamiento hasta la parte superior de las pasarelas desde donde se accede a la vista más famosa del glaciar, con la zona donde se produce el rompimiento cada tanto.

Opté por caminar desde el estacionamiento y al llegar a los balcones superiores e inferiores, subí a tomar la combi de regreso al estacionamiento. Comí mis empanadas y me fui hasta el puerto de las sombras desde donde parte una excursión que navega hasta la cara sur del glaciar por módicos 50$ con aproximadamente una hora de navegación.

Bastante agotado –las pasarelas son fenómenas de cómodas, pero no dejan de ser escaleras y quizás cansa más eso que un sendero agreste –se veían los restos de los viejos senderos por debajo de las pasarelas–

Volví a El Calafate y cargué nafta. ¿Mencioné que me gusta mucho lo de la nafta a 3.267?

Ya tenía contratada la excursión Todo Glaciares, de la que seguramente habrán visto las fotos en Facebook y el video en youtube.

De nuevo en el hostel, mi nuevo compañero de habitación era un ponja con quién no compartí palabra, pero después de comer cuando fui para la pieza además del ponja, habían llegado dos alemanas con quién me puse a charlar un rato, no mucho porque tenia que levantarme a las 6 de la mañana para ir hasta el puerto bandera y al ir con el auto sin pagar el transfer, me ahorré 65$

Lo de la excursión Todo Glaciares, fue sensacional. Un recorrido de 7 horas entre icebergs, con unas vista increíbles a cada momento. Viajé prácticamente todo el tiempo en la cubierta de proa, aguantando el frío todo lo que podía. El catamarán Quo Vadis es un terrible bicho que me preguntaba como había llegado hasta el lago. Fue navegando desde el delta –donde lo construyeron hasta puerto Santa Cruz en donde lo sacaron del agua y lo llevaron por vía terrestre. Una locura.

Pensaba en volver a la parte del parque donde están las pasarelas, pero preferí volver a El Calafate, donde visité la radio LU23, Radio Lago Argentino.

De nuevo en el hostel, me dejé el día siguiente para recorrer el pueblo. Mal hecho… No hay nada para hacer. Recorrí las afueras, bordeé el lago por la costanera, fui hasta la laguna Niñez… por ser domingo los museos estaban cerrados… una estupidez. Incluso estaba cerrado un paseo que hay en el predio de la administración del parque nacional y que lucia muy bonito desde fuera de manera que decidí darme alta panzada de cordero patagónico.

El resto del día descansé… tomé mate en el hostel, hice videos y me fui preparando para dejar El Calafate y seguir para El Chanten.


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