lunes, 24 de enero de 2011

Días 21, 22 y 23: De la montaña al mar.

Siempre que se trate de recorrer aunque sea parte de la RN 40, es una emoción. Un touch and go como diciendolé a esa larguísima ruta: Ya vas a ver, esperá que ya vuelvo. Al menos ya decidí que el recorrido lo voy a hacer en sentido Sur-Norte. Pero nada más.
De todas formas, el tramo que hice fue corto... Tomé la provincial 23 hasta la RN40 y de ahí hacia el norte hasta el empalme donde acaba la RN288. Esta ruta de estar asfaltada tendría un transito increíble. Calculo que unos cuantos intereses deben estar jugando para que no se la asfalte -se está haciendo... hay 35 km antes del cruce con la RN3 asfaltados- pero acortaría el viaje en auto hacia El Chalten y El Calafate en unos 500km, sin la necesidad de pasar por Río Gallegos.

La ruta cruza prácticamente en línea recta desde Tres Lagos -apenas un caserío y una estación de servicio bandera blanca, hasta Puerto Santa Cruz, saliendo a la RN3 unos km antes del puente sobre el río Santa Cruz en Comandante Luis Piedrabuena, que era mi destino inicialmente aunque después de hablar con las chicas que eran de P. Santa Cruz, me decidí hacer los treinta y pico de km más y llegarme hasta ahí. Fue una buena opción.

Después de noches de hostel durmiendo con las israelies que hablaban dormidas, la coreana y la yanqui que roncaban como motores fuera de borda y por sobretodas las cosas, el ruido del viento a la noche, parar en la Hostería Municipal, ex- ACA fue un bálsamo. Me bañé, miré un poco la tele y fui a cenar la especialidad de la zona: El róbalo.

Cuando volví de cenar tenía un mail de Willi, uno de los hijos de Marcelo del hostel Lo de Trivi -yo le mandé un mail avisando que había llegado bien- en donde me decía que Paulina y Luciana, que habían dejado El Chalten un día antes que yo estaban en Piedrabuena y que pensaban visitar el Parque Nacional Monte León. ¿Me las cruzaría?

Arranqué después del desayuno hacia el parque. El tercer parque nacional a visitar en el viaje. Este parque -el único costero- es bastante reciente. Unos yanquis compraron la estancia Monte León y la donaron a la Administración de Parques Nacionales. Tiene para ver bastante fauna, incluida aquella que no nos gustaría encontrar: Al registrarme para el ingreso al Parque, fui instruido sobre como actuar si me cruzaba con un puma. Por lo demás hay lobos marinos, choiques, guanacos y por supuesto, pingüinos.

Hice el trayecto hasta la entrada al parque -son dos entradas, una para registrarte con el guardaparque (la entrada es gratuita) y la otra que es la entrada posta- y de ahí al mirador Cabeza del León, una curiosa formación creada por la erosión que dejó la silueta de un león recostado con la cabeza erguida.

De ahí seguí al inicio del sendero de la pingüinera. Mientras me preparaba para hacer el recorrido -junté un par de piedras como me dijeron que haga por los pumas, me cambié las zapas- llega una combi en donde efectivamente, venían Luciana y Paulina... (En escenarios solitarios, la gente se abre un poco más y hasta dos pobres millonarios se pueden encontrar) Bueno, ninguno de los tres es millonario, pero nos encontramos en un lugar solitario y nos quedamos juntos hasta que terminó el día.

El PN Monte León fue una gratísima sorpresa. Los pingüinos, el parador impecable, la playa y el viento... ese viento que no te deja caminar y que te pega en la cara como con bronca. A pesar de eso, intenté meterme en el mar: imposible, cuando el agua llegó a la sala de máquinas -no se si me explico lo que les quiero significar- salí despedido hacia la playa nuevamente. Nos quedamos charlando con Luciana y Paulina en la playa y después -ellas en la combi y yo con Clemente- fuimos hasta el mirador de la lobería. Cuando estaba llegando, me crucé con una de las guardaparques -que lo conoce a mi viejo amigo Maurico Berardi de mis años de adolescencia, porque estuvimos un rato hablando después- que me advirtió que el sendero de la lobería tenía demasiado viento y que iba a buscar el cartel para cerrarlo.

Como yo me había adelantado -y la combi primero fue a hacer la parada al mirador de la isla que yo ya había visto- creí que me iba a quedar trunca la despedida con las hermanitas de Bolivar, pero no sería así.

Logré hacer la pasarela. Lo logré y me costó en serio. Soplaba muy fuerte el viento -recomiendan no acampar si uno no está seguro que la carpa a usar soporta vientos de más de 60 km/h

Después de la despedida de las chicas y del parque, retomé la RN3 hasta San Julián. Estaba cansadísimo y el viento patagónico -a que negarlo- me había llenado un poco la paciencia.

Mi noche en San Julián fue poco productiva... volví a comer róbalo, esta vez al roquefort y saqué un par -2- fotos muy bonitas. La parte mala fue que tratando de conseguir un locutorio para llamarla a Clara y saludarla por su cumpleaños me tropecé en la calle y me pegué un palo ridículo, considerando todo lo andado hasta el momento. Me golpee bastante la rodilla derecha y el codo izquierdo. Nuevamente de postre, Voltaren

Después de desayunar en la Posada de Drake -muy bonita, por cierto- me salí nuevamente a la ruta para ir hasta el Monumento Nacional Bosque Petrificado. No es Parque Nacional, pero lo administran y tienen guardaparques.

Para llegar hay que salirse de la RN3 y soportar un ripio de 50km en un estado deplorable que por estas horas creo que se cobró como víctima parte del escape del auto.

Después de recorrer los senderos y contemplar los árboles vuelto piedra, retomé los 50km interminables -2horas- con rumbo norte hacia Caleta Olivia con la idea de pasar la noche ahí -tenia hasta recomendaciones de donde parar- y al dia siguiente ir para Puerto Madryn.

Llegué a Caleta a las 5 de la tarde. Hacia un calor terrible, toda la gente estaba en la playa -aunque no se veían personas metidas en el agua- y todo estaba cerrado. No me gustó como para quedarme y decidí seguir viaje. Claro que lo siguiente era la temida y salteable Comodoro Rivadavia. Me dije: Bueno, sigamos hasta Garaydale -hay un ACA- y de ultima hacemos noche ahi. Llegué a Garaydale como a las 8. Pequeño detalle: No tenían nafta. Entonces hice 50km más hasta Uzcudun, donde al ir acercandomé la Shell con todas las luces apagadas me dio un poco de temor. Pero estaba abierto -por un rato más. Cargué nafta y decidí que por lo que faltaba, seguía hasta Trelew o Rawson. Y cuando estaba a 20km de la rotonda de Rawson, cambié otra vez de idea y estiré el recorrido hasta Puerto Madryn.

Fui al ACA, me comí una hamburguesa y como no me habian contestado del hostel de la cadena Hostelling, estuve anotando info sobre otros hostels -hay muchos- aunque a eso de las 2 de la mañana pegué un llamado a El Gualicho -el hostel asociado a Hostelling- y me dijeron que para hoy tenían camas. Volví al ACA y por tercera vez en el viaje, dormí en el auto.


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