lunes, 24 de enero de 2011

Días 21, 22 y 23: De la montaña al mar.

Siempre que se trate de recorrer aunque sea parte de la RN 40, es una emoción. Un touch and go como diciendolé a esa larguísima ruta: Ya vas a ver, esperá que ya vuelvo. Al menos ya decidí que el recorrido lo voy a hacer en sentido Sur-Norte. Pero nada más.
De todas formas, el tramo que hice fue corto... Tomé la provincial 23 hasta la RN40 y de ahí hacia el norte hasta el empalme donde acaba la RN288. Esta ruta de estar asfaltada tendría un transito increíble. Calculo que unos cuantos intereses deben estar jugando para que no se la asfalte -se está haciendo... hay 35 km antes del cruce con la RN3 asfaltados- pero acortaría el viaje en auto hacia El Chalten y El Calafate en unos 500km, sin la necesidad de pasar por Río Gallegos.

La ruta cruza prácticamente en línea recta desde Tres Lagos -apenas un caserío y una estación de servicio bandera blanca, hasta Puerto Santa Cruz, saliendo a la RN3 unos km antes del puente sobre el río Santa Cruz en Comandante Luis Piedrabuena, que era mi destino inicialmente aunque después de hablar con las chicas que eran de P. Santa Cruz, me decidí hacer los treinta y pico de km más y llegarme hasta ahí. Fue una buena opción.

Después de noches de hostel durmiendo con las israelies que hablaban dormidas, la coreana y la yanqui que roncaban como motores fuera de borda y por sobretodas las cosas, el ruido del viento a la noche, parar en la Hostería Municipal, ex- ACA fue un bálsamo. Me bañé, miré un poco la tele y fui a cenar la especialidad de la zona: El róbalo.

Cuando volví de cenar tenía un mail de Willi, uno de los hijos de Marcelo del hostel Lo de Trivi -yo le mandé un mail avisando que había llegado bien- en donde me decía que Paulina y Luciana, que habían dejado El Chalten un día antes que yo estaban en Piedrabuena y que pensaban visitar el Parque Nacional Monte León. ¿Me las cruzaría?

Arranqué después del desayuno hacia el parque. El tercer parque nacional a visitar en el viaje. Este parque -el único costero- es bastante reciente. Unos yanquis compraron la estancia Monte León y la donaron a la Administración de Parques Nacionales. Tiene para ver bastante fauna, incluida aquella que no nos gustaría encontrar: Al registrarme para el ingreso al Parque, fui instruido sobre como actuar si me cruzaba con un puma. Por lo demás hay lobos marinos, choiques, guanacos y por supuesto, pingüinos.

Hice el trayecto hasta la entrada al parque -son dos entradas, una para registrarte con el guardaparque (la entrada es gratuita) y la otra que es la entrada posta- y de ahí al mirador Cabeza del León, una curiosa formación creada por la erosión que dejó la silueta de un león recostado con la cabeza erguida.

De ahí seguí al inicio del sendero de la pingüinera. Mientras me preparaba para hacer el recorrido -junté un par de piedras como me dijeron que haga por los pumas, me cambié las zapas- llega una combi en donde efectivamente, venían Luciana y Paulina... (En escenarios solitarios, la gente se abre un poco más y hasta dos pobres millonarios se pueden encontrar) Bueno, ninguno de los tres es millonario, pero nos encontramos en un lugar solitario y nos quedamos juntos hasta que terminó el día.

El PN Monte León fue una gratísima sorpresa. Los pingüinos, el parador impecable, la playa y el viento... ese viento que no te deja caminar y que te pega en la cara como con bronca. A pesar de eso, intenté meterme en el mar: imposible, cuando el agua llegó a la sala de máquinas -no se si me explico lo que les quiero significar- salí despedido hacia la playa nuevamente. Nos quedamos charlando con Luciana y Paulina en la playa y después -ellas en la combi y yo con Clemente- fuimos hasta el mirador de la lobería. Cuando estaba llegando, me crucé con una de las guardaparques -que lo conoce a mi viejo amigo Maurico Berardi de mis años de adolescencia, porque estuvimos un rato hablando después- que me advirtió que el sendero de la lobería tenía demasiado viento y que iba a buscar el cartel para cerrarlo.

Como yo me había adelantado -y la combi primero fue a hacer la parada al mirador de la isla que yo ya había visto- creí que me iba a quedar trunca la despedida con las hermanitas de Bolivar, pero no sería así.

Logré hacer la pasarela. Lo logré y me costó en serio. Soplaba muy fuerte el viento -recomiendan no acampar si uno no está seguro que la carpa a usar soporta vientos de más de 60 km/h

Después de la despedida de las chicas y del parque, retomé la RN3 hasta San Julián. Estaba cansadísimo y el viento patagónico -a que negarlo- me había llenado un poco la paciencia.

Mi noche en San Julián fue poco productiva... volví a comer róbalo, esta vez al roquefort y saqué un par -2- fotos muy bonitas. La parte mala fue que tratando de conseguir un locutorio para llamarla a Clara y saludarla por su cumpleaños me tropecé en la calle y me pegué un palo ridículo, considerando todo lo andado hasta el momento. Me golpee bastante la rodilla derecha y el codo izquierdo. Nuevamente de postre, Voltaren

Después de desayunar en la Posada de Drake -muy bonita, por cierto- me salí nuevamente a la ruta para ir hasta el Monumento Nacional Bosque Petrificado. No es Parque Nacional, pero lo administran y tienen guardaparques.

Para llegar hay que salirse de la RN3 y soportar un ripio de 50km en un estado deplorable que por estas horas creo que se cobró como víctima parte del escape del auto.

Después de recorrer los senderos y contemplar los árboles vuelto piedra, retomé los 50km interminables -2horas- con rumbo norte hacia Caleta Olivia con la idea de pasar la noche ahí -tenia hasta recomendaciones de donde parar- y al dia siguiente ir para Puerto Madryn.

Llegué a Caleta a las 5 de la tarde. Hacia un calor terrible, toda la gente estaba en la playa -aunque no se veían personas metidas en el agua- y todo estaba cerrado. No me gustó como para quedarme y decidí seguir viaje. Claro que lo siguiente era la temida y salteable Comodoro Rivadavia. Me dije: Bueno, sigamos hasta Garaydale -hay un ACA- y de ultima hacemos noche ahi. Llegué a Garaydale como a las 8. Pequeño detalle: No tenían nafta. Entonces hice 50km más hasta Uzcudun, donde al ir acercandomé la Shell con todas las luces apagadas me dio un poco de temor. Pero estaba abierto -por un rato más. Cargué nafta y decidí que por lo que faltaba, seguía hasta Trelew o Rawson. Y cuando estaba a 20km de la rotonda de Rawson, cambié otra vez de idea y estiré el recorrido hasta Puerto Madryn.

Fui al ACA, me comí una hamburguesa y como no me habian contestado del hostel de la cadena Hostelling, estuve anotando info sobre otros hostels -hay muchos- aunque a eso de las 2 de la mañana pegué un llamado a El Gualicho -el hostel asociado a Hostelling- y me dijeron que para hoy tenían camas. Volví al ACA y por tercera vez en el viaje, dormí en el auto.

sábado, 22 de enero de 2011

Días 16 a 21: Un lugarcito en el mundo.

Voy a confesarlo redondamente. Salí de El Calafate con tres días reservados el hostel "Lo de Trivi" en El Chalten con esta torpe idea en la cabeza: descansar, hacer la excursión al glaciar Viedma y caminar por el pueblo. Con el correr de mis días en El Calafate había escuchado algunas cosas sobre El Chalten, pero ni por asomo me podía imaginar con lo que me iba a encontrar.

Primero empecé por restarle importancia al hecho de manejar por la Ruta Nacional 40, cuyo recorrido completo es un objetivo a realizar en el futuro, aunque confieso que en una parada técnica consideré seriamente la idea de agravar el delito de orinar en la vía pública y llevarme uno de los carteles indicadores de la ruta.

Todo el tramo de enlace de la RN40 está asfaltado -actualmente, hasta la entrada de Tres Lagos, donde finaliza la RN288- y los paisajes que se empiezan a abrir a medida que se deja atrás el lago argentino y se llega al lago viedma son de locura. La ruta tiene indicados los paradores con puntos panorámicos, con lugar para estacionar y apreciar un paisaje de no creer.

En uno de esos paradores, me crucé por primera vez son Naranjito. Naranjito es un Citröen 2CV, modelo 79 según me dijo su conductor quien junto a un amigo está recorriendo el mundo partiendo desde Galicia, España. El diario de viajes puede leerse en el blog La voz de Galicia, aunque al día de escribir yo esto, está un poco desactualizado -Sin notebook ni wifi, los 15 minutos de internet en El Chalten costaban 3$-



Naranjito y Clemente se dedicaron a compartir la ruta, pasandosé mutuamente mientras sus conductores hacian sonar sus bocinas y se sacaban fotos. Creí perderlos cuando en el cruce de la provincial 23 y la nacional 40 siguieron por la 40, pero horas más tarde los vería ya instalados en un camping en El Chalten.

El Chalten está en un valle que aparece un poco de la nada, cuando uno ya pasó la entrada norte del Parque Nacional Los Glaciares -aca no cobran los 40$ de entrada- y ya se asombró con la vista a la distancia del glaciar Viedma (El segundo en tamaño dentro del PN atrás del Upsala... para que se hagan una idea: El Viedma tiene 5 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires... 1000 Km2.)

Desde el mirador, desde una meseta elevada, se puede ver todo el pueblo y los dos ríos que lo bordean: El Fitz Roy y el Río de las Vueltas y por supuesto, el cordón andino 



Y fue cruzar la ruta, entrar al pueblo y quedar fascinado por el lugar.

Todo el mundo camina en El Chalten. Claro, no por nada es la capital nacional del trekking. Solos, en grupos, todos andan cargando sus mochilas y se van a meter en las montañas para volver al día siguiente. Y uno en auto se siente mal, tan mal que olvida por completo donde está yendo y hasta donde queda el hostel y es la excusa perfecta para dar una primera vuelta por El Chalten, por esa avenida San Martín y dejarse llevar por el Backpackers Parade.

Durante el almuerzo me puse a hablar con tres chicas que estaban en El Chalten desde hacia unos días pero se habían cambiado de hostel porque donde estaban era de terror. Hablamos de qué hacer y mencionaron algunas cosas que ya habían hecho. Como yo recién había llegado, me fuí al centro de visitantes del Parque Nacional. Me indicaron los senderos que se puede hacer... como pueden ver


Como estaba cansado de manejar, pero queria empezar, arranqué por los dos senderos cortos que nacen desde el centro de visitantes: El sendero de los cóndores y el sendero de las águilas. En este último me encontré con Daniel y Nadia, que habían salido de Buenos Aires en avión a Ushuaia y que a partir de ahí hacian dedo. Tomamos unos mates, nos contamos un poco nuestras vidas pasamos un lindo rato en la cima del cerro.

Bajé y me encontré con las chicas del hostel -sin nombre todavia para mí- que estaban viendo que hacer esa tarde, aunque estaban cansadas porque el día anterior habían ido a la laguna de las tres y habian quedado muy cansadas. Yo me fuí para el sendero más sencillo que hay para hacer en El Chalten: La cascada del río Chorrillo del Salto. Son solo 3km desde el Chalten, todo plano y sin dificultad alguna, pero muy lindo de ver.

De regreso en el hostel, hablando con una de las chicas -ya me había enterado de los nombres y unas cuantas cosas más- quedamos en hacer al día siguiente el recorrido hasta Lago Argentino. Me cené lo que me quedaba del mediodía y me fui a dormir. Estaba cansado.

Al día siguiente me levanté y Evelina estaba tomandosé unos mates. Paulina y Luciana dormian. Habían salido a La Tanguería, lugar que no pude llegar a conocer. Tardaron bastante en levantarse, tiempo que le dedicamos con Eve al mate. Yo tampoco me podía ir, porque tenía que cambiar de pieza. Había pasado la noche con una pareja israelí en una pieza de tres camas. Pero la mia era una de seis camas que compartiría con unas chicas israelies y una yanqui -Alison- y una coreana, pero que llegarían más adelante.

Mientras fueron amaneciendo Paulina y Luciana, me fui a tratar de conseguir un morrón para hacer un guiso de lentejas. No hubo forma. Fui a la secretaria de turismo a pedir un plano en donde me marcaron todos los supermercados -Aparte de La Tostadora Moderna- pero no hubo caso. Asi que el guiso salió sin morrón. Es lo que hay.


Finalmente, después de almorzar arrancamos para Lago del desierto. Son 38km desde El Chalten por una ruta de ripio increíble que va copiando y saltando el río de las vueltas, que nace en el lago. Pasamos por cascadas, por lugares históricos -donde se realizó un enfrentamiento en 1965 con un grupo de carabineros chilenos que invadieron nuestro territorio- y por muchas subidas y bajadas que hace la ruta dando unas vistas fabulosas del valle.



Llegamos al lago y nos fuimos primero al mirador, un pequeño cerrito. Despues -siempre bajo la lluvia- hicimos la caminata un muy lindo recorrido por el bosque y por la orillas del Lago Argentino. Pero fue la antesala para el plato fuerte del día: Ascender al glaciar Huemul.

Este sendero se hace desde un campo privado -está fuera del Parque Nacional- y se parte desde un camping organizado por lo tanto hay que pagar un derecho de pase de 18$.

Hicimos el ascenso y fue genial. Si bien no es muy largo ni empinado, la lluvia complicaba un poco el trayecto. En lo personal, me había olvidado el capote de lluvia y el buzo. Estaba en remera y campera. Me empapé. Pero lo disfrutamos como locos. La vista final desde el final del sendero, donde se abre el bosque y aparece el lago Huemul y el glaciar es impactante.

Pero llovía y estaba bastante fresco de manera que después de las fotos nos volvimos al auto y a cubierto nos tomamos unos ricos mates con unos más ricos chipás.

Volvimos al hostel y después de un baño reparador, nos fuimos a La Vinería donde después de esperar bastante le entramos a una picada calidad 5 escarbadientes y unas cervecitas para acompañar.

Al día siguiente me equipé para hacer mi caminata personal por los senderos de El Chalten. Elegí hacer un circuito redondo, pasando primero por la laguna Capri, de ahi seguir por el sendero hacia el campamento Poincenot donde este se une con el sendero que viene de las lagunas de la Madre, la Niña y la Nieta. Este sendero en el otro extremo se comunica con otro sendero, que parte desde El Chalten y va al cerro Torre y al campamento D' Agostini. Mi recorrido entonces fue ese: 22 Km que -según los horarios de la primer y la ultima foto, me tomó más de 7 horas. Salí con calor, sol, en remera... terminé con el buzo, el capote, embarrado hasta la rodilla -cuando me sali del sendero mal marcado-. Caminé mayormente solo, me fui encontrando siempre con extranjeros, israelies casi todos, algunos alemanes y un grupete muy lindo de tres italianos -Dos señoras y un señor- bastante grandes que se pusieron muy contentos cuando les dije exactamente con el GPS -menos mal que lo llevé- cuanto les faltaba caminar.

Cuando llegué a la bifurcación del sendero a D' Agostini, mientras tomaba lo ultimo que me quedaba de agua, pasó un grupito de chicos argentos a los que me sumé para hacer ese ultimo tramo. Eran de almagro. Una de las chicas tenía una zapatilla reventada, pero era la que iba adelante... yo recién tomé la delantera cuando faltaba poco por llegar a El Chalten.

Llegué destrozado al hostel. Me dí una ducha, me comí ya no me acuerdo qué y me fui a dormir. Por cierto, después de pasar bastante de frío -a pesar de estar al lado de la estufa- me puse la bolsa de dormir en la cama. Eso me solucionó lo del frío, pero no el ruido: Por un lado el viento. Impresionante el sonido causado por el viento patagónico. Por el otro lado, las chicas israelies que se hablaban de cama a cama toda la noche estando dormidas. Por otro... Alison y la coreana roncaban no saben como... Más que yo, sin duda. Y los que me conocen saben de lo que hablo.

Con la cena me mandé dos Voltaren, más que nada para prevenir lo que supuse iba a ser mi estado al dia siguiente. Fue efectivo. No digo que me levanté fresco como una lechuga, pero estaba bastante bien. De todas formas, mi plan era ir a hacer la excursión al Lago Viedma y la navegacion al glaciar, pero no conseguí lugar.

Paulina y Luciana se iban. Evelina se dió el gusto de quedarse -aunque tuviera que dormir en cualquier lado por una noche- y habían llegado tres chicas, criollas como las empanadas, de Puerto Santa Cruz con quienes de ultima me iba a enganchar para hacer de nuevo el chorrillo del salto, esta vez a en serio -es decir, sin ir con el auto los primeros 2 km- Pero el día estaba horrible. Llovia bastante, hacía frío... y estabamos viendo que hacer cuando volvieron Luis y Dolo, que habian hecho noche en el Cerro Torre y Luis nos dió la solución: Torta fritas.

Compramos 2 kilos de harina y un kilo de grasa. No sé cuantas tortas fritas hicimos, pero todos los que estaban en el hostel comieron torta fritas. Las israelies, Alison, los gallegos, Marcelo -el dueño del hostel-, la mucama, el marido de la mucama...

Despues salimos a dar una vuelta bajo la lluvia. Yo quería aprovechar mi última tarde en El Chalten a como sea y me preparaba para ir a comer cordero a la noche.

Fui la parrilla y cuando ya estaba sentado y me habían traído el servicio de mesa y ya habia pedido una sopa de cebollas -entrada- y un goulash de cordero -principal- se corto la luz en todo el pueblo. De modo que volví al hostel. La cena de cordero se acababa de transformar en una lata de viandada que tenia en la mochila. Cuando la fui a buscar -la tenia en la mochila en la habitación, junto con la linterna y la llavecita para abrir la lata- me crucé con Alison. Nos quedamos hablando más de una hora en la oscuridad. Ella viajaba a Buenos Aires y le recomendé algunos lugares para ir y me empezó a preguntar sobre Malvinas. Fue una charla muy buena, donde -según ella dijo, lo juro- hablé muy bien en inglés. Todavía asombrado volví al living donde Evelina y las chicas de Santa Cruz -Flor, Constanza y Laura- se preparaban para jugar a la generala a la luz de unas velas aromáticas.

Cené, tomé cerveza mientras ellas tomaban Fernet -que cosa, sigue sin gustarme- y como tenía que manejar al dia siguiente mucho, me fui a dormir. Era el final de un día de esos que valdria la pena volver a vivir.

Me levanté, tomé unos mates y después de saludar a todo el mundo, a eso de las 10 y después de pasar por Vialidad Provincial a preguntar el estado de la ruta nacional 288 -de ripio, pero que acorta el viaje hasta Comandante Piedrabuena en casi 500 km menos que pasando por Rio Gallegos- dejé El Chalten.

lunes, 17 de enero de 2011

Dia 12 a 16: Resumen de mis días Kalafateños

Llegué al Calafate sin muchas más novedades, sin ningún inconveniente como los que había tenido para cruzar desde la isla.
Tenía averiguado un par de hostels, que pensaba confirmar el día anterior desde Río Gallegos, cosa que no pudo ser dado que a la hora que llegué no tenía como. Así que fui al único que me habían dicho que tenían lugar. Un muy bonito lugar –que incluso tenía muy buenas referencias en Internet, pero que me pareció caro y por otro lado, estaba en un lugar bastante alejado, sobre una colina casi saliendo del pueblo.

La primera impresión que tuve de El Calafate fue muy similar a Puerto Iguazú, sobretodo por el boulevard de la Av. San Martín, la principal.

En ese primer Hostel que fui –América del Sur– tuve la sagacidad y la lucidez de fijarme cual era la clave de Internet, de manera que fui al auto y me fijé on line los otros hostels que podía ir.

Fui a uno que evidentemente está orientado para gente de la cole. Muy barato, todos los carteles en hebreo y me trataron realmente mal, debo decir con bastante bronca. Casi pegado hay un hostel asociado a hostelling, pero no tenía lugar. De todas formas, se comunicaron con su “sucursal” y hacia allí fui.

Un hostel enorme, pensado en su construcción como hostel –no una casa adaptada– con un comedor muy grande y cómodo, con una cocina un poco más incómoda –en comparación del comedor y la gente que había–, baños tipo vestuarios… muy lindo.

Caí nuevamente en la habitación 12 –lo mismo que en Rio Grande, en Ushuaia y en Rio Gallegos–, una habitación con dos camas cuchetas en donde me enteré que estaba una pareja brasilera que se iba al día siguiente. Apenas si hablé con Felipe y Ana –los brasileros– que se volvían a Buenos Aires.

Fui hasta la oficina de turismo a anoticiarme de algunas cosas que no figuraran en la folletería que yo tenía. Nop, me volvieron a dar el mismo folleto y no logré la chica que atendía comprendiera que no quería que me recomendara una empresa de turismo, sino una excursión.

Caminé un poco por el centro. Lo cierto es que no hay mucho para ver… apenas algunos negocios –otra vez las piedras– y chocolate –que no probé ni compré– ropa –carísima– y casas de productos de camping, también a precios locos, salvo, las zapatillas línea Hi–Tech y Salomón.

Volví al hostel y me puse a tipear las aventuras y peripecias vividas para cruzar desde la isla que ya leyeron.

Estaba bastante cansado, así que me fui a dormir… al día siguiente me esperaba el Parque Nacional Los Glaciares, a 80 km

Tan entusiasmado estaba de ir que salí casi sin nafta. Bobo. Así que nada de paseos extra… sólo el parque y nada más.

Me había llevado unas empanadas que había comprado el día anterior –y que habían sido también mi cena– y una Coca Zero para tener para almorzar.

La entrada al parque es bastante cara: 40$ para argentinos, 27 u$s para extranjeros y lo que ofrece el parque, entrando desde El Calafate es llegar –con el auto– hasta un estacionamiento –20 km más adentro– donde o bien se puede empezar a recorrer las pasarelas que llevan a ver el glaciar Perito moreno desde el lado norte o bien tomar un servicio de combis –sin cargo– que te llevan desde el estacionamiento hasta la parte superior de las pasarelas desde donde se accede a la vista más famosa del glaciar, con la zona donde se produce el rompimiento cada tanto.

Opté por caminar desde el estacionamiento y al llegar a los balcones superiores e inferiores, subí a tomar la combi de regreso al estacionamiento. Comí mis empanadas y me fui hasta el puerto de las sombras desde donde parte una excursión que navega hasta la cara sur del glaciar por módicos 50$ con aproximadamente una hora de navegación.

Bastante agotado –las pasarelas son fenómenas de cómodas, pero no dejan de ser escaleras y quizás cansa más eso que un sendero agreste –se veían los restos de los viejos senderos por debajo de las pasarelas–

Volví a El Calafate y cargué nafta. ¿Mencioné que me gusta mucho lo de la nafta a 3.267?

Ya tenía contratada la excursión Todo Glaciares, de la que seguramente habrán visto las fotos en Facebook y el video en youtube.

De nuevo en el hostel, mi nuevo compañero de habitación era un ponja con quién no compartí palabra, pero después de comer cuando fui para la pieza además del ponja, habían llegado dos alemanas con quién me puse a charlar un rato, no mucho porque tenia que levantarme a las 6 de la mañana para ir hasta el puerto bandera y al ir con el auto sin pagar el transfer, me ahorré 65$

Lo de la excursión Todo Glaciares, fue sensacional. Un recorrido de 7 horas entre icebergs, con unas vista increíbles a cada momento. Viajé prácticamente todo el tiempo en la cubierta de proa, aguantando el frío todo lo que podía. El catamarán Quo Vadis es un terrible bicho que me preguntaba como había llegado hasta el lago. Fue navegando desde el delta –donde lo construyeron hasta puerto Santa Cruz en donde lo sacaron del agua y lo llevaron por vía terrestre. Una locura.

Pensaba en volver a la parte del parque donde están las pasarelas, pero preferí volver a El Calafate, donde visité la radio LU23, Radio Lago Argentino.

De nuevo en el hostel, me dejé el día siguiente para recorrer el pueblo. Mal hecho… No hay nada para hacer. Recorrí las afueras, bordeé el lago por la costanera, fui hasta la laguna Niñez… por ser domingo los museos estaban cerrados… una estupidez. Incluso estaba cerrado un paseo que hay en el predio de la administración del parque nacional y que lucia muy bonito desde fuera de manera que decidí darme alta panzada de cordero patagónico.

El resto del día descansé… tomé mate en el hostel, hice videos y me fui preparando para dejar El Calafate y seguir para El Chanten.

viernes, 14 de enero de 2011

Dias 5 al 12: Crónicas fueguinas

S52º30'06.6" W69º31'15.1

Aquí estoy. Podría escribir alguna historia genial hoy, pero don Julio Florencio ya lo hizo. Él la tituló "Autopista del sur" y narraba un atascamiento de tránsito en una ruta del sur de Francia. En éste lugar donde estoy las monjas no viajan en un viejo Renault Dauphine sino en un Audi A4 blanco y lejos está éste lugar de ser Francia: Es Chile. Lo que sí, estoy al sur. ¿Cuán al sur? Estoy a 900 metros del Estrecho de Magallanes, en Bahía Azul, una de las dos puertas de entrada a la isla Grande de Tierra del Fuego, en la región XII de Chile, la región de Magallanes o, como la ha llamado un "auditor" -oyente- de Radio Pingüino (590 KHz): La República Independiente de Magallanes que, desde ayer, se ha paralizado por una protesta social contra la medida del gobierno PRO de Pineda de aumentar el gas en 16.8%.
Y ahí de desató la ira popular en toda la región. Y para colmo ayer murieron dos chicas atropelladas por una camioneta que quiso pasar a toda costa por una barricada en Punta Arenas, ciudad que hoy, junto con Puerto Natales y todas las demás de la región está sitiada, con aeropuertos tomados, caminos cortados y puertos bloqueados. Y por eso acá estoy: 18:08 y soy el auto 110 -según me anotició un compañero de fila que los venía contando desde la cabecera que da al mar



Estoy parado en la calzada de la ruta y sobre la banquina viene la fila de camiones, también desde la cabecera y mucho más larga que la de autos. A esta hora, acaban de llegar las dos barcazas desde el continente pero no las dejan desembarcar, al menos eso dicen por la radio. Carabineros nos dijo hace un rato que a las 19 iban a empezar a dejar pasar los autos, claro que eso no depende de Carabineros. El panorama no es muy bueno: El gobierno -muy PRO- se niega a negociar.

Tomo mate. Tengo agua mineral, una coca y un sandwich de milanesa que metí de contrabando en la mochila, pues no debería haberlo pasado. Lo bien que hice en pasarlo.

Mis opciones son dos: o me quedo acá esperando que nos dejen pasar o volver a Río Grande, es decir, volver a hacer un tramo de 238 km de los cuales 100 son de ripio. Prefiero esperar. Río Gallegos está a sólo 128 km. Hacerlos no será difícil, pero lo que va a ser otra tortura van a ser las aduanas.

A la salida de Río Grande un gendarme me dijo que había problemas en Chile. Me dijo que estaba cortada la ruta en el Cerro El Sombrero, lo cual lo hacia esquivable por un camino alternativo. Pero no: han aislado la isla.

Lindo quilombo armaron -le dije a un carabinero al que le pregunté a que hora oscurecía y a que hora salía el sol sospechando una noche en el medio de la ruta. Asintió con la cabeza.
Eso es lo que pasa por votar a la ultraderecha -volvió a asentir con la cabeza el carabinero.

Volvamos a revisar mi lista: tengo galletas, paté, arroz, caballa y alguna lata más. Una noche paso sin problemas.

Si la balsa se carga normalmente, carga unos 20 autos aparte de los camiones y micros. Eso me pone con suerte en la quinta o sexta balsa. A unos 40 minutos por cruce entre que van y vuelven, son 6 horas. Las balsas normalmente hacen el último cruce 23:45. Si empezaran a cruzar a las 19, tal vez tenga una chance. Siempre y cuando dejen pasar tantas balsas.

No hay señal de celular y fui hasta la orilla -donde hay dos paradores- y no hay teléfono. Resta esperar.

Había una hora de no retorno y ya la pasé. La aduana chilena de San Sebastian cierra a las 21 y mirando mis notas, me tomo llegar desde ahí hasta acá 2 horas 20 minutos. Son las 18:40. No me es posible ya regresar a Río Grande. Por otro lado, por Radio Pingüino repiten que a las 19 van a empezar a pasar todos los vehículos pequeños -no los camiones- argentinos que estamos aquí varados en Bahía Azul.

Todo parece indicar que voy a pasar otra noche en el auto como en Viedma. También dijeron recién en la radio que mañana no pasaría nadie hacia y desde el continente. Lo cual al menos, le da sentido al estar acá.

Prefiero no usar la luz del auto. Tengo 3/4 tanque de nafta por si hace frío tengo calefacción. De última, es nafta más que suficiente para volver a Río Grande mañana.

18:52. Llueve un poco. Es una garua de esas que no mojan. Por suerte no hay viento y tampoco hace mucho frío que digamos. Estoy en remera de hecho, lo que me aburre es el paisaje. No hay nada de nada. Sólo gente que se baja de sus autos y camina hasta la costa y vuelven. Ya lo hice y no fue tampoco muy entretenido.

Ahí vuelve la yanqui: Calzas negras, un gorro colla de lana con dos pompones a la altura de las tetas, medias de lana de colores y sandalias. Estaban adelante mío en la aduana de San Sebastián donde me compré el agua mineral y unas galletas por 16$ previendo esta situación.

Encontraron al tipo de la camioneta Toyota que atropelló a las chicas: José Sotomayor.

Ya son las 19 y de momento del otro lado no veo venir ningún vehículo de los que están en las balsas. Yo desde acá no lo veo, hay como una curva que me impide ver (vuelve a pasar la yanqui) La cosa viene pesada del lado chileno en Punta Arenas.

Ahí empiezan a pasar autos. Tocan bocinas, festejan. Todavía no se dan cuenta que no llegan a tiempo a la aduana de San Sebastián, pero ya cruzaron. Estoy esperando que vuelva la yanqui para sacarle una foto a sus sandalias.

Hoy no almorcé. Me compré unos pretzels en La Anónima. El almuerzo iba a ser en el ACA de San Sebastián, esa milanesa. Pero después todo se fue estirando. Salí a las 8:30 de Ushuaia y llegué en 2 horas y un poco a Río Grande, pero entre cargar nafta, ir al súper y buscar liquido refrigerante para el auto -ya tengo la foto de la yanqui- terminé saliendo como a la hora de haber llegado. No hubiera cambiado mucho, en vez de se el auto 110 estaría un poco más adelante.

Tengo material para el blog de mi estadía en Ushuaia que voy a empezar a escribir ahora y después pasaré a la compu. Vamos por parte, volvamos al quinto día de viaje, el 6 de enero.

Esa noche la había pasado en un hostel en Río Grande, muy lindo, donde casi todos los que paraban era gente que trabajaba en Río Grande. Un pibe de Córdoba, un porteño -ex alumno del Delpini- que vivía en Rosario pero que ahora estaba trabajando en la construcción de un jardín de infantes en Tolhuin, otro que -nos movemos, unos metros- trabajaba en una sucursal de Montagne y en general, todos sacan buena guita por unos meses y se vuelven o se quedan un tiempo más en otro lado. Todos muy prepotentes y cancheros y presumidos.

Dejé Río Grande con toda la calma, pensando en tomarme todo el tiempo del mundo para hacer el trayecto hasta Ushuaia. Paré en Tolhuin. Fui primero hasta el lago Fagnano. Tolhuin está en la cabecera del lago, es un pueblito muy chico y pintoresco, con casitas de madera y chapa, pintados de colores vivos, típica construcción fueguina.
Del paseo por la costa, volví a la RN3. Salí casi a 6km de pueblo de manera que regresé hasta el pueblo, fui a la oficina de turismo, pasé por la confitería La Unión -una institución en la isla- y me hice de unos chipas y dos churros. ¿El plan? Tomar unos mates en la costa del lago. De modo que volví hasta el lago Fagnano -sigo escuchando Radio Pingüino, el gobierno se niega a dialogar cn las asambleas populares- Ahí encajé el auto sin darme cuenta en un poco de pedregullo flojo. Unos alemanes que estaban pescando me empujaron un poco y salí sin problemas. Pude tomar mis mates en un lugar increíble.

Volví a la ruta por un trecho justo hasta el desvío que va hacia Aguas Blancas en la Reserva del Río Valdez. Sin mucha idea -porque el GPS no me marcaba el camino por el cual estaba yendo- llegué hasta el mirador del Cerro Jeujepen, una vista maravillosa del lago Fagnano. -Me muevo, 100 metros más- Volví pasando por Laguna Blanca. Fueron unos 40 km de recorrido por ripio con un paisaje increíble.

Salieron las dos balsas. No cargaron camiones. Solo los micros que estaban y algunos autos. ¿Volverán? No lo sé. Apagué un poco la radio. El cantito chileno y el sonido típico de la AM me estaba poniendo loco. Volvamos a la RN3, ese 6 de enero.
Se abrían los bosques fueguinos. Cada curva era un paisaje nuevo e increíble. Paré en un montón de lugares y siempre me cruzaba algún alemán viajando en sus camionetas con patente de la UE. ¿Por dónde pasaron? ¿Cómo llegaron?
Paré para ver el Lago Fagnano, el Lago Escondido y, desde Paso Garibaldi, ambos lagos. Volví a la ruta y esta vez pare en el puesto de Gendarmería que está en el mojón que indica los 3000 km de la ruta. Faltaba poco.

Llueve otra vez. Son casi las 20:00. Delante mío, el estrecho. Hace un rato zarparon las balsas. No las veo desde donde estoy. Si pasaron 80 autos, debería ser el auto 30 ahora. La milanesa de contrabando ya es historia. Ruta 3, dale.
Venía prestándole atención al GPS que me marcaba que faltaba menos de 1km para tomar una rotonda cuando pasé junto al cartel de madera que reza "Bienvenidos a Ushuaia, la ciudad más austral del mundo" pero no veía todavía la ciudad. Recién apareció al tomar una curva cerrada a la derecha y una nueva rotonda que indicaba Centro - Puerto y ahí sí, la ví, con sus casas bajas construidas sobre esa pendiente que desemboca en la bahía, con el puerto, y los cruceros, con el monte Olivia, con el glaciar Martial. Había llegado a Ushuaia. Tuve que frenar a un costado de la calle porque las lágrimas de emoción no me dejaban ver. Me calmé y cambié el destino del GPS al punto que en mi plan de viaje era la llegada: El ACA. Faltaban 25 minutos para las 16:00. Había manejado 3441 km, contando desde que salí de Buenos Aires la madrugada del 2 de enero.

Está volviendo una de las barcazas. No veo si viene cargada o no. Son las 20:10. Si todo sale bien, debería embarcar en ésta.

Del ACA fui al hostel Torre al sur, en la segunda paralela a la calle San Martín -la del centro- Claro que Ushuaia tiene la geografía típica de las ciudades lacustres del sur y la altura entre calles paralelas hace que las calles perpendiculares, sean REALMENTE perpendiculares. Por eso todo el mundo respeta la norma de conducción a rajatabla: El que sube, tiene prioridad, el que baja, también.
El hostel queda también subiendo una escalera desde el nivel de la calle. Me costaba más subir esa escalera -con los días- que los senderos que hacia paseando.
Al llegar me puse a tomar mate y charlar con una pareja brasilera -bajan y empiezan a pasar los autos que cruzaron en la balsa que llegó hace un rato– y después se nos unió Xavier –cargamos parece, estoy casi ahí en la balsa–

20:29. Estoy en la balsa. Quedé delante de todo para salir. Estuve un poco en la cubierta, pero hace mucho frío y llueve. Dicen que es la última balsa que cruza esta y que ahora hay un corte en el contienente. No lo sé. Ya veremos como viene el trayecto –si es que puedo hacerlo– hasta Punta Delgada y hasta las aduanas.

Me quedé en Xavier, un gaita que viajaba por América del Sur por un año. Más adelante me iba a dando cuenta que los europeos viajan por mucho tiempo.
No hice mucho más ese día, además de instalarme y descansar y prepararme para hacer los últimos 20 km de la RN3 hasta Bahía Lapataía.

Me levanté, desayuné y me preparé la ropa para ir al parque. El día estaba bastante feo, pero algo que tiene el clima de Ushuaia es que es muy cambiante.

20:40. Llegamos al continente parece. El ruido de las máquinas cambió y están bajando el portón. No salió mi fila primero, así que muchos picaron en punta para las aduanas.

21:30. Clemente marca 181289 y acabo de dejar la aduana chilena. Un trámite más y estoy de regreso oficialmente en Argentina.

22:40: Llegué al ACA de Río Gallegos.

Llegué al Parque Nacional Tierra del Fuego. La entrada está a 12 km del fin de la RN3 y reconozco que no miré nada del parque en el camino. Miento: llevé a una chica israelí muy bonita hasta la bifurcación al lago Roca. Después sí, llegué al final de la ruta y filmé esos últimos 400 metros. De nuevo me volví a emocionar al ver con mis ojos el cartel de madera que dice: “Aquí finaliza la Ruta Nacional Nº3. Buenos Aires 3079 Km, Alaska 17848 km.

Estaba fresco y a pesar de tener abrigo en el auto me mandé de puro arrebatado a hacer el primer sendero, el de la baliza después de recorrer la pasarela de madera. Me congelé. Cuando volví, me puse la campera, el pantalón impermeable y así hice el sendero del mirador, el de la laguna y por doblar mal, el de la castorera y el del turbal, aunque claro, salí a 4 km de donde estaba estacionado el auto.
Fui hasta la entrada del sendero a la Laguna Negra, un turbal en formación. Pero, previo al trekking, me preparé unos fideos con salsa de almuerzo. Después de recorrer el sendero, fui hasta el centro de interpretación –que tiene también un restaurant de la hostia– y un mirador. Volví al auto después de fotografiar unos conejos que posaron para mí. Seguí entonces con el sendero a la cascada del Río Pipo, donde me crucé con cuatro chicas con quienes nos oficiamos de fotógrafos mutuamente.
Para terminar, llegué hasta Bahía Esperanza, muelle y estafeta postal.

Volví a dormir en el auto. En Río Gallegos hace un poco más de frío que en Viedma, sobretodo si uno tiene la idea de quedarse en el playón del ACA que está junto al mar. Dormí entrecortado, pero dormí. No era el único loco, éramos varios.
Me desperté oficialmente a las 7:00 y salí a buscar algún bar donde tomar algo caliente. Mala idea. Todo cerrado. Localicé un Renault Minuto que quizás tengan el farolito delantero que se terminó de romper en el ripio chileno y una Anónima con playa de estacionamiento para aprovisionarme antes de ir a la zona de El Calafate y El Chanten que me dijeron que es carísimo.

Volvamos al día que decidí hacer el trekking del glaciar. El glaciar está fuera del parque. Se puede hacer todo caminando, en constante ascenso y toma unas dos horas y media, tres horas. O bien, se puede optar por subir el primer tramo en aerosilla y ahorrarse casi una hora de caminata. De hablar con gente en el Hostel, concluí que no tenía otra opción que subir por la aerosilla si tenía intención de llegar al glaciar que tiene un último tramo de trekking de unos 300 metros a 40º de inclinación. Uno lo ve de abajo y asusta un poco, pero qué joder, ya había subido a una aerosilla… ¿Qué iba a hacer? ¿Bajar sin llegar hasta el final?

Finalmente llegué y volví por el sendero del bosque, o eso creí hacer. Lo cierto es que me desvié un poco del camino pero logré volver a la base superior de la aerosilla. Con la palma que tenia, no digo que la disfruté como loco, pero al menos descansé sentado un rato durante los tres días y medio que me pareció que duraba el trayecto.

Volví al hostel y me preparé una ensalada y tenia ganas de hacer esa tarde la excursión embarcado. No me daba el horario, por lo que salí a recorrer caminando un poco la ciudad –como no había caminado nada ese día…

Contraté la excursión en el barquito Barracuda para el día siguiente a la mañana y fui a un par de museos: El museo del Fin del Mundo, el museo Municipal casa Beban y la casa Pena. En la casa Beban enganché una muestra sobre el Monte Cervantes. Me encantó ver algunos artefactos del pomposamente llamado “Titanic Argentino”, que no era argentino, sino alemán y en donde solo murió el capitán.
Le dí utilidad a la olvidada Pase Maestro que me permitió pagar más baratas las entradas a los museos.

Al día siguiente, me fui temprano al puerto. El barco zarpaba a las 9:30, pero la cosa se empezó a demorar y terminaron pasándonos a un catamarán. No sé todavía si nos cagaron o no, pero la pasé genial.

Como todos sabemos, el aire de mar ¿qué hace? Te da hambre. Así que fui –por recomendación de Gustavo y Patricia, que estaban en el hostel– a Ramos Generales, un lugar muy pintoresco. Altísima sopa de cebolla y una pequeña picada con un pan muy rico. La energía justa que necesitaba para poder encarar el recorrido por el museo del Presidio.

Al día siguiente me quedaban todavía algunos senderos del PN por hacer y el Tren del Fin del Mundo –todo es fin del mundo en Ushuaia– que me habían dicho que no era la gran cosa, pero vamos, que es un tren a vapor! no será a leña la caldera, pero es a vapor, de modo que allá fui.

Hice el tren, me saqué fotos en la cascada La Macarena y volví al vagón donde me puse a hablar con unas viejas conchetas que habían llegado en un crucero –que era gigante– y que resultaron ser de Bragado. ¡FUSTA!

De los senderos que me quedaban, opté por hacer el que va al hito XXIV, unos metros antes del límite con Chile, en el extremo norte del Lago Roca. Me encantó. Fueron como 4 horas de caminata y fotos, de subir y bajar por un bosque, por piedras, por la costa del lago Roca hasta llegar al hito, que es un coso de chapa bastante insulso pero, ¿qué esperabas? ¿Un Starbucks?

Al día siguiente descansé. No salí a la mañana. Hice un tour dentro de la ciudad, compre algunas cosas y me volví pelotudo buscando una remera con la que me había quedado calentito, con el estampado del recorrido de la RN3

Visité LR10, Radio Nacional Ushuaia. Me quedé un buen rato hablando con el operador y tomando mate. Me reservé la noche para ir a comer cordero a una parrilla libre en donde no podía entender como la gente podía pedir vacío o pollo. El barrillero tampoco lo entendía.

Mi último día de paseo por Ushuaia lo use para ir a Playa Larga y para conocer un barrio cualquiera de las afueras, lejos de los turistas y lo rematé en Tante Sara con un chocolate caliente y una porción de torta. ¿Cómo resistirse a un local que dice: Tante Sara – Cosas ricas?

Y así terminé con Ushuaia. Ahora, mientras termino mi café en una Petrobrás de Rio Gallegos escribo esto antes de arrancar el día que terminaré en El Calafate. Voy a ir yendo… a las 9 esta ciudad se despierta y me queda comprar algo de comida y pasar por el Renault a por el guiño delantero derecho.

miércoles, 5 de enero de 2011

Día 4: Ahora empezamos

Mi compañero de pieza estaba en lo oscuro mirando una película en un reproductor portátil y cuando entré a la pieza me empezó a dar charla. Me contó su vida en síntesis. El pibe es misionero y hace un mes que se vino al sur a vender cds y dvds truchos. Sí, así como suena. Me mostró las cajas que tenía en el placard con mercadería para vender a 10, 15 e incluso hasta 20$. Y no da abasto por eso se queda y le puede mandar a su mujer la ganancia que saca (Hasta ahora, 4 lucas limpias)

-Es que acá hay plata loco. Y te ve un tipo que estás vendiendo y se lleva 200$ en películas, o más.
-Qué raro... no me entra en la cabeza porque a ver... Hay internet
-Sí, pero debe ser lenta o no les debe gustar bajarlas. Mejor para mi. Vendo como loco. Hace un mes que recorro... ya estuve en Caleta, en Comodoro, en Piedrabuena y ahora acá.
-Y te rinde?
-Sí, más vale que rinde.

Y ahí me contó de sus costos... Pongamos: El viaje en micro a Buenos Aires desde Rio Gallegos, le costaba 650$ y el avión desde Comodoro a Posadas, lo mismo. Eso, parando en lugares bien baratos, le hacia cerrar los números.

Amanecí temprano, desayuné y salí rumbo al paso fronterizo Integración Austral, a 70Km de Rio Gallegos. Yo ya me imaginaba que iba a ser un tramiterío importante, con mucho sellado, control de aca, de alla, y todo eso y por eso estimé todo el día de hoy para salir de Rio Gallegos y llegar a la parte argentina de la isla de Tierra del Fuego. Porque -para quienes no lo sepan- hay que pasar por Chile. Hay que: Hacer migraciones, aduana del lado argentino, lo mismo del lado chileno, hacer 55 km más, llegar a ferry que cruza el Estrecho de Magallanes por la primera angostura -sino, hay que ir hasta Punta Arenas-, el cruce son 20 minutos alucinantes, por el mar que se niega a tener forma de río, el viento, toninas que saltan saludando el paso del barco... todavía no puedo creer que finalmente haya cruzado por ahí.
Después hay que hacer un tramo de 144km hasta San Sebastián -Chile-, de los cuales, 100 son de ripio. Una vez en San Sebastian, nuevamente hay que hacer aduana y migraciones para salir de Chile, subirse al auto, hacer 3km y nuevamente, aduana y migraciones para entrar a Argentina nuevamente. En total, me habrá tomado hora y media para hacer los cuatro trámites.

Entre las cosas que no se pueden pasar por la frontera, me llamó mucho la atención que en el cartel figuraba entre las prohibiciones, semen. Busqué cual era la chica de la AFIP más bonita para ir a decirle que sí lo tenía que declarar, que estaba a su entera disposición y que dependía de ella que yo no cometiera el delito de contrabando, pero después caí en cuenta que hacer esa joda me podía costar caro y opté por cometer el delito de no declarar una sustancia prohibida. Aparte seguro que con mi suerte, venía el cabo Ataulfo Gonzales Espindola de Gendarmería Nacional a decomisármelo.

Del lado Argentino, me clavé terrible milanga con papas en la hostería del ACA. No daba más, eran como las 4 de la tarde y yo había comido unas tostadas al desayuno y otras tantas antes de subir al ferry.

Y de ahí, 70 km hasta Río Grande que resulto ser una muy bonita ciudad, con casitas de madera -onda La Boca, pero lindas- con su playa -anda a meterte... hay un viento que te la explico...

La oficina de turismo estaba cerrada y el librito con mi guía de alojamiento de Tierra del fuego está en la mesa ratona de casa. ¡MANCHA! Fui a la municipalidad, no me supieron decir nada tampoco ahí, así que me fui a na YPF, me tomé una lágrima y busqué por internet y cuando me fui a una cabina para llamar a donde había averiguado, me fijé de casualidad en la guía de teléfonos y figuraba este hostel donde estoy ahora: Hostel Argentino. Una de esas casitas de madera, construida en 1924.

Me registré y me fui a dar una vuelta por la ciudad. Primero fui a la plaza. Me crucé a LRA24, Radio Nacional Río Grande y me quedé un rato hablando con Alfredo -el operador de turno- y uno de los locutores. Nuevamente: "Hola, soy de ISER, puedo pasar" funcionó como llave mágica.

Ey, compas de operación, vean las fotos y van a ver que tienen: bandeja pasa discos -la usan- y cintas abiertas -también lo usan- y una patchera digital, con un streaming digital todo en dos racks. Muy bonito.

Recorrí un poco la costanera, crucé uno de los puentes que va sobre el brazo del mar da a la ciudad aunque no me metí mucho del otro lado a ver que había. Sólo lo necesario.

Me voy a comer unos fideos hoy... me compré queso rayado y -porque como le decía Pablo a Espósito: El hombre puede cambiar todo menos su pasión- también me compré un sifón de soda para acompañar.

Buenas tardes -aunque ahora son casi las 9 de la noche... el sol brilla sobre Río Grande como si fueran las 5. Por eso hace frío: Para estirar la luz, lo ponen al mínimo.

Increible, cruzando el estrecho de magallanes

martes, 4 de enero de 2011

Día 3: Comodoro Rivadavia - Río Gallegos.

Después de cenar en el Hotel Atlántico, me fui a la habitación a mirar un poco de tele y descansar.

Me levanté temprano, a las 6:30 ya estaba arriba, al rato desayuné un módico café con leche con dos medialunas -era un 3 estrellas... poca cosa la verdad el desayuno- y huí de Comodoro Rivadavia rumbo a Caleta Olivia, que iba a ser mi parada del día 2. Eso me agregó 78km más para el día de hoy.

No paré finalmente ahí y seguí hasta Puerto San Julián, haciendo unas paradas en Fitz Roy y en Tres Cerros. Fui a la municipalidad de Pto. San Julián a preguntar como ir a dónde funcionaba el prostíbulo "La Catalana", lugar del cual las chicas hecharon a escobazos a la milicada del Coronel Varela que venian de fusilar a los trabajadores de las estancias en huelga. Ahora es un pub: Porto Julian. 

Después de un recorrido -es muy bonito el pueblo- volví a la ruta. Yo suponía que cruzar Santa Cruz iba a ser más aburrido que chupar un clavo, pero no. La ruta tiene subidas, bajadas, curvas, curvones, rectas larguísimas, por su puesto, guanacos, choiques (creo que eso eran), de todo un poco para ver -y esquivar- y por supuesto, no ves un árbol ni en figurita hasta que después de subir un cerro se empieza a bajar y aparece de la nada el Río Santa Cruz y el pueblo Comandante Piedrabuena. Una imagen hermosa

Paré un rato, cargué nafta y ahí le pegué derecho para Río Gallegos a donde llegué en bermudas y al bajar del auto casi me congelo. 

Dí algunas vueltas buscando una oficina de turismo. Primero pregunté en una Esso. El playero me dijo: En Roca, de acá 6 cuadras para el lado de San Martín al lado del correo. Finalmente, fui a un hotel y le pregunté donde quedaba: En Roca 863 o sino en una carreta que hay sobre a metros de la esquina de Roca y San Martin. Queridos amigos la foto siguiente, es en la esquina de Roca y San Martín.

Roca, el Cangallo de la patagonia

En un esfuerzo por probar distintas formas de pasar la noche patagónica, hoy estoy en un hostel en las afueras de Río Gallegos.

Es un hostel raro: Hay demasiados pibes. Pero chiquitos... Dos familias enteras, dos pibes cada una, y después gente grande. Creo que arriba hay un polaco.

Di unas vueltas por Rio Gallegos. Visité los estudios de LU14. Fue muy loco: Hola, soy estudiante del ISER. Pasá, pasá, por favor. 
Estuve en la costanera. Frente al ACA hay un parque de diversiones (¿Nestorlandia? ¿Kirchnerland?) Cuestión que estaba cargando nafta y uno de los juegos hacia terrible ruido al empezar a andar. El playero me dice: Ah, eso porque lo mueven con una rueda de auto. Y con cámara... a veces se les pincha... por eso hace ruido. 
Genial :) Safety first.

Lo poco que ví de Río Gallegos me gustó... Son plenamente conscientes que son un destino turístico de paso para todos los que van o a Ushuaia o a El Calafate, pero no parecen querer esquilmar a los viajantes que se quedan una noche. 

Ahora ceno una ensaladita. Sí, comida casera :) Bah, no tanto... arroz, morrón, cebolla y caballa.  

Dia 2: Viedma - Comodoro Rivadavia

Si, ya sé. El post de anoche terminaba en que me quedaba en Carmen de Patagones. Es más, anunciaba que hoy llegaba hasta Caleta Olivia. Bueno, no.

Primero me fui a recorrer un poco la ciudad. Es bonita, muy pintoresca con sus calles en pendientes que desafían a los discos de embrague y la coordinación de pies para esos menesteres. Subiendo una de esas calles llegué a la esquina siguiente y venía un tarado con una camioneta -cuando no- que no solo ignora que los que vienen por la derecha tienen prioridad de paso sino que también tienen prioridad de paso los que vienen subiendo. Yo venia subiendo y por la derecha de el señor de la camioneta que no frenó. Yo sí frené y después convencerlo a Clemente que tenía que seguir subiendo no fue nada fácil. Se me apagó el motor, se formó fila atrás... Yo nada. Lo más tranquilo, lo dejé ir para atrás, lo frené con el cordón, lo volví a arrancar y listo. Lo remarcable: Nadie me tocó bocina, nadie me hizo luces, nadie me puteo.

Recorrí un poco decía. Subí al cerro de la caballada -monolito homenaje a una batalla con los brasileros-, fui a la costanera, al muelle, saque fotos, cené algunas empanadas en la plaza, le convidé a unos perros que me miraban con cara de "larga una guacho" y como no daba para armar la carpa por una noche, y de hecho, ya eran como las 9 de la noche, fui a averiguar a los dos hoteles disponibles. Me pidieron un disparate.

Me dije: Vayamos a Viedma... -malo conocido...- y fui al hotel donde ya había estado en 2007. Ok: Otro disparate.
Entonces me dije: Ma si. Recorramos un poco la noche de Viedma y vemos que pinta... Me hicieron mucha gracia los aspersores que tienen instalados en los canteros de la costanera y que son utilizados por los vecinos para lavar el auto y por los chicos para jugar a ser Gene Kelly. Yo como no quería perderme tanta joda de la buena, pasé con el auto despacito atrás de los vecinos mientras cantaba "I´m singing in the rain"

Finalmente, me fui al ACA, cargué nafta, prendí el GPS para orientar la salida del sol y me acomodé para dormir en el auto. Me costó, pero lo logré. Era tal el ascelere que traia que me costó dormirme (Espero que hoy no me pase lo mismo) Me desperté como a las 5 y pico. Dejé Viedma después de tomarme un café

Saliendo ya por la ruta 3, me para la cana. Me piden que lleve a uno hasta San Antonio Este. Asi que con mi pasajero -Gabriel- fuimos hablando un rato largo hasta que llegamos a la rotonda donde sale la ruta que va para el puerto.

Seguí hasta Sierra Grande, ese paraíso en donde la nafta empieza a costar más barata. Hace un tiempo, solia ser la mitad. Ahora tan solo es algo así como el 75% de lo que cuesta en Buenos Aires. (3.2xx la super)
Lo loco que había 300 metros de cola en la YPF de la entrada a Sierra Grande, no había nafta en el ACA de la salida y en la Petrobras no solo había nafta, sino que no había nadie.

Volví a la ruta y le pegué hasta Trelew, que no ha mejorado -ni empeorado, al punto que una obra que estaba en construcción -al costado del museo de la estación Pueblo de Luis (Eso significa Trelew) cuando estuve en 2007.

Como las empanadas ya parecian haberse bancado el viaje, fui a una anónima y me compre un cuartito de pollo que me senté a comer en una plazoleta.

Encaré finalmente a la ruta con una tormenta amenazante que finalmente no jodió -chispeó un poco, pero no mucho-. Mi plan de viaje contemplaba dos paradas: una en Garaydale y otra en Comodoro Rivadavia para finalmente hacer noche en Caleta Olivia -a 70km de Comodoro- pero bueh. Me sentía un poco cansado y paré en Uzcudum, en una Shell donde descansé un poco antes de seguir hasta el ACA de Garaydale donde volví a parar.

Ahi me cruzé con tres alemanes en motos -cargados hasta las bolas los tipos- y un jeep que estaba haciendo más o menos el mismo viaje que yo, pero desde Brasil. Tambien pasó en ese tramo un micro que iba a... ¡FORMOSA!

La ruta sigue siendo recta hasta unos treinta y pico de kilometros antes de Comodoro Rivadavia, donde empieza a subir, bajar, girar para un lado, girar para el otro... muy lindo de ver con la ciudad y el mar de fondo.

Llegado a Comodoro el transito me llamó la atención. ¿De dónde salieron tantos autos? ¿Como pueden manejar así? Imaginen una ciudad que tiene no una subida como la de la Av. Colon de Mar del Plata: Casi todas sus calles son así, y no sé si más empinadas.

Paré en el ACA, cargué nafta y me puse a hablar con la chica de atención a socios de la oficina que estaba indicandole a un matrimonio sobre hoteles, asi que me sumé y terminé yo también en el hotel Atlántico, con baño, wifi, tele, desayuno, cochera, 3 *** y restaurante.

Sí, había amanecido en el auto, en una estación de servicio.

Hoy viajo hasta Rio Gallegos. 790 Km y ya tengo preparado mi discurso. Voy a llegar ahi, voy a congregar a los vecinos y les voy a dar mi arenga para ellos se sientan a gusto con mi presencia: Ich bin ein pinguiner! 


El mar en el atardecer en Comodoro Rivadavia


domingo, 2 de enero de 2011

Día 1: Buenos Aires - Viedma

Finalmente, llegó el día y obviamente, no hubo forma de dormirme. Encima me había hecho una siesta a la tarde, lo cuál tampoco ayudaba.
Cuestión que finalmente como a las 12 de la noche me debo haber dormido, con lo cual, el plan de levantarse a las 2 para salir a las 3 se vio alterado. Eso sí, en el ínterin que no me dormía aproveché y descongelé la heladera.

Me desperté como a las 4. Cerré la llave de paso del agua, la del gas, desenchufé todo, desconecté la entrada de cable del televisor y del modem, apagué todo (Modem, router, NAS, impresora, todo lo de audio, heladera, microondas, lavarropa, luz de emergencia) y finalmente, partí.

Arranqué a las 4:50 de la madrugada. Ya aclaraba. Hice la parada en el ACA de Gorchs, como corresponde, de ahí seguí hasta el ACA de Azul, donde había terrible cola para cargar nafta y terrible cola en el servicompras.  Terminé tardando una hora en Azul. Fue la primer contra que le encontré a esto de viajar solo: No podía dejar el auto mientras compraba una coca. Una coca para la cual tuve que hacer una cola (coca-cola jajajaja-pones, que gracioso soy en ruta)
El sistema demencial de la servicompras de atención: Dos chicas: te toman el pedido y te cobran. Claro, si alguien le pidió dos cafés, un capuchino y un cortado, cagaste, porque hasta que no saca ese pedido, no atiende al siguiente.

La siguiente parada fue en Tres Arroyos. También había bastante cola para cargar nafta, pero no me hacía falta cargar -claro, porque todavía no agarré la parte más desertica de la ruta 3-. Solo me compré una sprite y saqué las empanadas de la mochila y las puse al sol en el asiento para que se calienten.

La siguiente parada debía ser en Bahía Blanca, pero tuve que parar para observar detenidamente una tranquera muy bonita al costado de la ruta. No sé si me explico lo que les quiero significar.

Ya en Bahia, cargué nafta en el ACA, me fui a la plaza a comer mis empanadas y después me fui a tomar un café al Mc Donalds

Mi intención era descansar un rato en algún parque pero Graciela (Mi GPS) me guió hasta el parque de la conquista del desierto y es justamente eso: un desierto. Asi que opté por ir a la estación de tren y sacar la rigurosa foto en la estación con el cartel. Es la cuarta vez que estoy en Bahia Blanca, pero la primera que voy a la estación. Está muy cuidada y en uso. Actualmente uno puede todavía tomarse un tren de pasajeros desde  Constitución a Bahía Blanca.

Con todo el paseo, salir de Bahia Blanca tomó bastante tiempo... estuve más de dos horas. Volví finalmente a la ruta 3, y después de la fumigación compulsiva del Km714, paré en Pedro Luro, en una Shell donde comprobé que la Coca sale un peso menos que en la YPF.

Traté de hacer una siesta antes de salir para el último tramo, pero no hubo caso. Así que después de dar un par de vueltas y de leer un par de páginas de uno de los libros que me acompañará durante el viaje, decidí pasar por el baño, subir al auto, poner música fuerte y como para viajar cantando y volví a la ruta 3.

Unos minutos antes de las 20 entré a Carmen de Patagones. Ahora estoy en una YPF usando su internet y tomándome una botellita de agua y decidiendo donde pasar la noche. Si  acá o, como canta Jorge Drexler, al otro lado del río


Carmen de Patagones, desde el Cerro de la Caballada



Departures

Bueno... son las 4.00 y no salí todavía. Se suponía que debía hacerlo a las 3.00 pero hubo un problema con la tripulación. Estaba durmiendo.
En estos momentos, tanto la tripulación como el pasaje de primera clase se encuentra en el bar tomando un breve desayuno antes de abordar.

sábado, 1 de enero de 2011

Check in

Ok...

Tengo el tanque casi lleno, lo cual en esta ciudad y en estos días es casi una proeza. Campaña mediática mediante, conseguí nafta el miércoles. Hice 22 minutos de cola.

Ya está, está todo listo. Los bolsos -porque son varios- ya están listo. Tengo una bolsa nomás de calzado, un bolso con ropa, otro con ropa más abrigada -que ocupa mucho espacio- Y es muy loco salir con malla, bermudas, guantes, campera, borceguies, sandalias y protector solar.

Lo que resta es vaciar la heladera. Menuda tarea... calculo que terminaré llevando cosas a lo de mi vieja. No es tanto. Algunos frascos, un pedazo de carne. No creo que sea problema.

Algunas cosas ya las he ido bajando y ya están cargadas en el baúl. El resto en un rato las empiezo a cargar y si todo marcha bien y se cumple mi esquema, a las 4:49 estaré parando a estirar las piernas en el ACA de Gorchs, como cada vez que paso por ahí.

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